
Ahora que he estado pasando estos casi dos meses en la comunidad provincial (Águilas) le he dado muchas gracias a Dios al tomar consciencia que mi vocación misionera se fue gestando poco a poco aquí en mi Provincia de origen. Creo que ya había comentado que yo no entré a la vida Religiosa en la Asunción por el deseo de ser misionera y servir en otro país, sino solamente por responder al amor incondicional y maravilloso que hace muchos años (1983) me mostró el Señor Jesús, que cambió radicalmente mi visión de la vida, mi familia, me sacó de la “crisis y vacío existencial que vivía en ese momento” llenándome de alegría y de sentido de vida, una experiencia increíble que puedo decir fue mi “experiencia fundante”, fue el momento de pasar de ser una cristiana católica por “tradición”, a una cristiana católica por “convicción” ha sido la experiencia más fascinante de mi vida que produjo muchos cambios en mí y me dio la gracia y la fuerza de dejar “todo” para decirle Sí a Dios!!!!, y entregarle mi vida. Hoy después de casi 35 años puedo dar testimonio del amor y la fidelidad que el Señor ha tenido conmigo desde entonces, El no cambia, no es voluble e inconsistente como nosotros, El permanece siempre fiel!….. No voy a ahondar en este momento precioso de mi vida, pero quiero decirles que también pasé por una etapa de alejamiento, rebeldía, de increencia, de aburrimiento y tedio durante mi periodo de estudios en el CCH (campus Naucalpan) donde el Materialismo Dialéctico se imponía por todos lados y mi franca ignorancia de mi Religión, y de las cosas de Dios en ese momento era muy grande.

¡Desde la etapa de Noviciado, cuando estaba en Peña Pobre en Tlalpan, yo participaba en la animación, con otras hermanas, de un grupo de la IAM (Infancia Adolescencia Misionera), tuve la oportunidad de vivir un Congreso Nacional de la IAM en Celaya, Guanajuato, años después otras hermanas participaron en el Congreso IAM en Guadalajara, de donde vinieron también super motivadas! Luego estando en la comunidad de Querétaro, también participé en la animación de un grupo IAM lidereado por una hermana que amaba África y había estado mucho tiempo entre los pigmeos, creando una asociación después para apoyarlos económicamente y mejorar su condición de pobreza y educación. Todo esto me encantaba, conocer la vida de los Santos y Santas, ir a visitar a personas ancianas y enfermas, etc., todo esto fue “trabajando internamente en mi”. Luego, viviendo en la casa Provincial participé muchos años en las Misiones de Semana Santa, donde nos íbamos con algunos profesores, alumnos de Prepa fundamentalmente y unos cuantos de 3º. de Secundaria. Durante esos años conocimos y servimos a varias comunidades en el estado de Guanajuato, Puebla, Morelos, Querétaro, San Ildefonso, en el Estado de México, dejándome un gran gozo interior de haber compartido mi fe con otros y haber recibido también un buen testimonio de fe de los otros. Yo espero que haya dejado huella también en muchos de los alumnos que en esos años del Colegio participaron, unos, asiduamente en dichas Misiones de Semana Santa. Asimismo, recuerdo con gusto el acompañamiento que hice a diferentes grupos de alumnos del Colegio de Querétaro y de Águilas a los “Summer Camp” en el estado de Texas: Proyecto “ARISE” con familias de migrantes y en Nuevo México “Chaparral” una comunidad de Religiosas de la Asunción cerca del límite fronterizo con México, donde íbamos a animar dos semanas de vacaciones con los niños hispanos, que se daban unas buenas divertidas! con las actividades, juegos y creatividad de nuestros queridos alumn@s, las hermanas quedaban también profundamente agradecidas de ser apoyadas por nosotros.

A través de todo esto, el Señor siguió trabajando mi interior… alguna vez le compartí a mi padre que me gustaría algún día ir a África, a lo cual el, inmediatamente me dijo: “Ah no!, primero me entierras, antes de salir de tu país! Y sí, así fue, ya no volví a tocar el punto pues sabía muy bien su manera de pensar y yo era consciente de mi responsabilidad y misión con mis padres ya que yo quedé como “hija única” (mi único hermano murió al año que yo entré a la Asunción en Marzo 1985, yo era postulante).
Posteriormente, después de 5 años en el Colegio de Águilas, fui enviada a Puebla, donde seguí yendo a Misiones en Semana Santa. En 2006, recibí un “SOS” de mis padres, mayores y enfermos y la Congregación me permitió acompañarlos, servirlos durante casi 6 años (es una de las decisiones que más agradezco a la Congregación, permitirme estar al lado de mis padres y apoyarlos en todo en sus últimos años, mamá murió en 2008 y papá en 2011, mi misión con ellos ¡fue cumplida hasta el final!) En 2012, volví a la Congregación, de la cual nunca salí pues tenía un permiso especial, fue en mi experiencia del Tercer Año en la Casa General en París, en 2013 que volvió la inquietud de la vida misionera y por primera vez apareció Madagascar ya que conocí en esa sesión internacional a 3 hermanas malagasy que, por su testimonio de fe y apertura, de sencillez y alegría, y por la manera de cantar tan precioso en la Liturgia me conquistaron. Durante esa sesión expresé mi deseo a mi Superiora General, Martine Tapsoba y ella me dijo: “¡Reza y espera”, fue hasta el año 2018 que fui aprobada y enviada a Madagascar y hoy sigo agradecida por la posibilidad que me ha dado la Congregación de prolongar mi experiencia por lo cual doy profundas gracias a Dios y a la Asunción en mi Provincia de origen!
Sigo encomendándome a su oración pues, primero Dios, regreso a Madagascar a finales de este mes de junio.
Amin´ny manaraka indray (“Hasta la próxima”).
Madre Josefina de Jesús.
Religiosa de la Asunción.