Este texto: “Yo creo cielos nuevos y tierra nueva… habrá gozo y regocijo por siempre jamás por lo que voy a crear…” (Isaías 65, 17-21) de la misa del lunes 23 me inspira en estos momentos. Mucho se ha escrito ya sobre la crisis actual: noticias nacionales e internacionales, estadísticas, críticas, consejos… a veces todo esto nos acelera más en vez de ayudarnos a sacar partido de estas circunstancias. Al momento que escribo estas líneas, una hermana de la Asunción de Lourdes me escribe “…muchos quisieran sacar la lección de todo esto, pero para eso, hay que ahondar uno mismo, y cultivar una mirada amplia…”
Entonces, la pregunta podría ser, cómo cada uno puede hacer de esto un espacio fecundo, un tiempo nuevo de ahondar y ampliar la mirada… veamos algunos ejemplos inspiradores de la historia:
San Ignacio, herido de guerra, tuvo que confinarse varios meses en un cuarto del castillo de Loyola. Allí, escuchando sus movimientos interiores, hizo una profunda experiencia espiritual, base de sus Ejercicios Espirituales, que hoy, después de 4 siglos siguen guiando el crecimiento interior de muchas personas alrededor del mundo. Henry David Thoreau se confinó en el bosque durante 4 años, “para afrontar los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que tenía que enseñar y no, a la hora de la muerte, descubrir que no había vivido… en este tiempo escribió un libro lleno de sabiduría y sentido común llamado Walden. Ana Frank tuvo que encerrarse en una pieza reducida durante 25 meses para salvar la vida, allí escribió su diario, que sigue marcando generaciones, traducido en más de 20 idiomas… Santa María Eugenia, después de su conversión, se retiró un año al monasterio de las Benedictinas, donde leyó, oró, releyó su vida, estudió filosofía y teología… al final dirá que ese tiempo realizó el ella un gran cambio de perspectiva, una profunda renovación intelectual y espiritual: está lista para ser fundadora. Nelson Mandela, arrestado injustamente y confinado a la prisión durante 27 años, no se deja carcomer por la amargura, al contrario, cuando sale, ha alcanzado la estatura necesaria para gobernar Sudáfrica con un espíritu pacificador, conciliador e inclusivo.
La sabiduría bíblica nos recuerda la fecundidad del confinamiento con narraciones llenas de simbolismo como el Arca de Noé, la cuarentena del pueblo de Israel en el desierto, del profeta Elías, de Jesús… el significado bíblico del número 40 es “tiempo de preparación para un cambio fundamental” …
Indudablemente retirarse, confinarse debe, pues, tener alguna utilidad, pero no es automático, requiere ciertas condiciones.
Lo característico de todos los personajes citados es su capacidad de entrar en el interior, no solo de su casa, sino de su persona; su asentimiento para centrarse en lo esencial. Es difícil resistir a la inercia y los efectos de vivir en la superficie incluso ahora. El acceso a las redes y a las comunicaciones instantáneas lejos de unificarnos, nos sigue dispersando.
Hace poco publicaron en la web una serie de consejos de una Carmelita Descalza, hoy tomo como base este texto para sugerir algunas pistas que hagan de nuestro confinamiento algo creativo, un tiempo de gestación de vida nueva:
- Descubre cuál es tu grado de libertad interior: tu capacidad de adherir voluntariamente a la situación, de asumir lo que hay que hacer, con libertad creativa y no padeciéndola.
- Escucha tus propias inspiraciones y hazte consciente de la belleza de la que eres capaz.
- Trabaja tu paz interior: obsérvate, conoce tus impulsos, tu imaginación y tus pasiones y canalízalos, corta el hilo estéril del miedo, la tristeza o la apatía.
- Ama: estamos más susceptibles e incluso irritables. Cultiva la paciencia y el sentido común. Acepta y respeta las opiniones y sentimientos de los demás. Se inventivo en pequeños detalles de amor.
- No mates el tiempo: toma consciencia de tus deseos profundos, que no despiertan en el trajín normal de la vida. Plantéate objetivos para este tiempo: lee, aprende algo nuevo, cultiva el arte, haz ejercicio físico, escribe un diario o tus memorias, haz una lista de personas a las que quieres agradecer algo, haz el inventario de tus talentos, ordena closets, cajones, tus documentos en la computadora…
- Ensancha tus fronteras: no te conformes con lo que ya conoces y sabes, el mundo es más vasto que tus certezas. Date la oportunidad de abrirte a cosas que te aporten sabiduría y una alegría más profunda.
- Discierne: se selectivo con lo que recibes de fuera, lo que lees, lo que ves en las pantallas, para evitar entrar en círculos viciosos que te atrapen en la desesperación o te hagan perder el control. ¡El exceso de pantallas nos pone nerviosos!
- No te sientas aislado: el cariño de los que amas sigue allí, aunque las manifestaciones cambien. Tenemos la ventaja de las redes, los teléfonos, internet. Escribe cartas o mensajes nacidos del alma, en vez de transferir cualquier baratija.
- Ofrécete una jornada de reflexión individual para pensar, meditar, relajar mente y cuerpo, valorar la vida, ordenar tus ideas, valores, etc.
- Ora: si tu relación con Dios se quedó en stand by con el trajecito o el vestido blanco de tu primera comunión, vuelve a intentarlo, ahora hay tiempo y serenidad para conversar con Él, que está siempre esperando que le abras la puerta.
Un abrazo a todos, nuestra oración les acompaña, especialmente a todos los que han perdido familiares y amigos…
Ana Sentíes ra.
Querétaro, 25 marzo 2020